Durante el pasado fin de semana, circuló en redes sociales la noticia de que una aeronave tipo jet había aterrizado de emergencia en Quintana Roo, la cual tras la fricción con el suelo se encendió en llamas, poco después surgió la creencia de que esta podría tratarse de un vehículo al servicio del crimen organizado.
Informes de la Fuerza Aérea Mexicana revelaron que la tripulación del avión no contaba con plan de vuelo y presuntamente apagó el transponder con el fin de evitar ser detectados.
Según informes de la Sedena, el jet Hawker 700 con matrícula XB-RCM fue detectado por la Fuerza Aérea Mexicana a su entrada a México siendo que procedía de Venezuela. Posteriormente, se realizó un despliegue de dos aviones embraer 145 del ejército, helicópteros y fuerzas terrestres para realizar un seguimiento.
Los Embrear 145 están equipados con potentes radares que en esta ocasión permitieron a las fuerzas armadas detectar y definir la trayectoria de este avión de origen venezolano.
Posteriormente, un Texan T6C de la Fuerza Aérea Mexicana despegó desde la base aérea de Cozumel para interceptar al aeroplano ilícito.
A la llegada de los elementos de las fuerzas militares, la tripulación del jet se había dado a la fuga. Poco después de que las llamas pudieron ser sofocadas, los elementos de la Sedena lograron asegurar 390 kilogramos de cocaína que se encontraban almacenados dentro del interior de una camioneta situada cerca del accidente aéreo.
De acuerdo con las autoridades, el precio de este cuantioso cargamento en las calles sería de más de 109 millones 150 mil pesos. Por tanto, se considera que esta incautación supone un considerable golpe al crimen organizado en México.
Por el momento, los tripulantes del narco jet quienes presuntamente habrían huido en camioneta siguen prófugos de la justicia.