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¿Conoces el huerto urbano de la UANL?

Entre el panorama gris del asfalto, el ruido de los automóviles y el bullicio de miles de personas, emerge un huerto urbano en donde se cultivan toneladas de jitomates (saladett y bola), pepinos, pimiento morrón, higos y próximamente papayas.

Se trata del Centro de Agricultura Protegida de la Universidad Autónoma de Nuevo León, localizado en la Colonia Ex Hacienda Canadá, en Escobedo. Un lugar en donde también hay pavorreales, patos, pájaros carpinteros y otras especies.

Sus cultivos son apreciados porque están libres de pesticidas y utilizan fertilizantes orgánicos para su desarrollo. Ahí mismo hay una tienda en donde el Centro ofrece sus productos frescos y recién cortados.

En el campus de Marín, la Universidad produce carne, lácteos, huevos, entre otras cosas que también son comercializadas para que se pueda invertir en lo mejor que produce la máxima casa de estudio: sus alumnos.

Es una agricultura urbana
Pocas personas se imaginan que, a un costado de la Carretera a Laredo, en plena metrópoli, hay un sitio donde se pueden cosechar mas de 15 toneladas de jitomate en una temporada.

Mas allá del ingreso económico que representa comercializar el fruto, lo mas importante son las investigaciones que ahí se realizan y sobre todo la capacitación que tienen los alumnos, explicó Edgar Gutiérrez, coordinador del Centro de Agricultura Protegida.

«Es una agricultura urbana, es decir, tenemos productos agrícolas de bajo consumo de carbono. Nuestros productos tienen igual o mejor calidad que los que se comercializan en otras partes.

«Aquí no se aplican agroquímicos, todo se mantiene con la sanitización ideal y eso es el plus que ofrecemos a la sociedad. Mantenemos un alto control de la calidad en todos nuestros productos», explicó.

Una de las investigaciones que se desarrollan actualmente tiene que ver con encontrar un mayor rendimiento por unidad en la superficie. Es un proyecto ambicioso para implementar en estados como Nuevo León, en donde predomina el clima seco.

Pandemia afectó
En entrevista para ABC Noticias, el catedrático, explicó que el año pasado fue complicado por la suspensión de actividades presenciales. Luego, en febrero hubo otra situación adversa con las temperaturas congelantes del mes de febrero.

Sin embargo, el huerto urbano no pierde su verdor y el inminente regreso a clases es un aliciente para los maestros ya que los alumnos son el motor del Centro, los encargados de la investigación, y el cuidado de las plantaciones.

«Nuestros estudiantes son nuestro mejor producto, es decir, queremos formar profesionales que puedan ejercer su actividad y puedan generar microempresas o agroempresas para bienestar del estado y para bienestar de la sociedad», manifestó el especialista.

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