En las últimas décadas, Monterrey perdió casi el 80 por ciento de los habitantes que vivían en el primer cuadro de la ciudad, donde llegó a tener alrededor de 100 mil residentes. La población que habitaba los espacios céntricos de la capital del estado comenzó a disminuir en 1950, de acuerdo con autoridades municipales. El urbanista Gabriel Todd explicó que fueron varios los motivos que impulsaron el éxodo en el primer cuadro y en todo el centro regio y lo empezaron a dejar con aires de abandono.
Esta idea de vivir en la periferia cambió la vocación del centro de Monterrey, y trajo consigo problemas como inseguridad, donde las casas abandonadas, llenas de escombros o hierba crecida son un cuadro recurrente. La secretaria de Desarrollo Urbano Sostenible de Monterrey, Brenda Sánchez, reconoció que la zona se volvió comercial; sin embargo, afirma que “goza de servicios elementales que lo hacen un lugar idóneo para tener población asentada”.