Margarita Arias, coordinadora hospitalaria de donación sabe que su trabajo ilumina la vida de muchas familias en espera de un órgano. Margarita Marina Arias, es coordinadora hospitalaria de donación en la clínica 33 en Nuevo León, y pese a que considera que su labor no acapara reflectores, ilumina la vida de muchas familias que esperan la donación de órganos.
Su trabajo es gestionar la posibilidad de la donación de órganos entre los familiares que han perdido a un ser querido. «Se trata de llegar a lo más profundo de los sentimientos de esa familia agobiada por la pérdida de un ser querido», dijo.
En ella despertó el interés por el tema de procuración de órganos bajo la convicción que quizá sea una labor «silenciosa» y nada fácil, pero es indispensable para iniciar el proceso de exitosos trasplantes de órganos».
Comentó que su trabajo es todo un proceso que va desde el acercamiento y recorridos diarios en los pisos del hospital, así como la comunicación abierta con los médicos para identificar posibles donantes, tanto por muerte encefálico o por paro cardíaco. Dijo que dedicarse a la procuración de órganos no es una rutina de trabajo, sino una vocación que ha sabido combinar con su familia, quien entiende la razón por la que en ocasiones hay que salir de casa a cualquier hora del día.