En medio de la crisis hídrica por la que desde hace dos años atraviesa Nuevo León, la tecnificación de riego en el campo se abre paso como una estrategia clave para evitar desperdicio de líquido en las cuencas.
Si bien la tecnificación del campo avanza a cuentagotas, el avance es significativo porque ha demostrado ser efectivo para el ahorro de agua, lo cual es muy necesario en la entidad.
Un reporte emitido por el Consejo Agropecuario de Nuevo León con datos recabados en este 2024 por el Servicio de Información Agroalimentario y Pesquera (SIAP) del gobierno federal, indican que de 2022 a 2023 incrementó el porcentaje de la superficie que cuenta con tecnificación de la agricultura de riego.
Para 2022 un 10% de todo el territorio agroalimentario de Nuevo León incorporó un sistema de riego tecnificado, y al año siguiente incrementó a 12%.
De tal forma que, en el rubro de superficie por riego, disminuyeron los casos en donde los agricultores solo implementaban riego tradicional, como por canales o inundación en algunos casos.
El reto, apuntaron especialistas el pasado mes de febrero durante la inauguración del sistema de riego de El Chapotal, en Montemorelos, es incorporar el riego tecnificado a un 80% de la superficie que hoy en día depende de las lluvias para el riego, situación que está comprometida ante un cruento pronóstico de que este temporal habría 20% menos de precipitación promedio.