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Con el sello de Mariana

Cómo iba a saber que me iba a casar con una mujer tan salada», reprochaba Samuel García a su esposa en una transmisión de Instagram que encendió la polémica en las redes sociales el pasado 10 de agosto.

El entonces senador, que en un momento del video exige a su esposa no «enseñar pierna», enfrentaría una avalancha de críticas que lo obligaron a disculparse públicamente.

Pero la mala suerte que García reclamaba en aquella plática virtual no podía ser más contrastante con la realidad que hoy vive el candidato puntero en las encuestas hacia la gubernatura de Nuevo León.

Y es que, a diferencia de sus otros tres rivales en la contienda, García ha mantenido a su pareja, la «influencer» Mariana Rodríguez, como un activo constante.

Con 1.4 millones de seguidores en Instagram, más del doble que su marido, Rodríguez ha volcado todo su poder digital en el emecista, a quien en 2018, cuando aún eran novios, ya lo había ayudado a ganar un escaño en el Senado.

En la más reciente Encuesta ABC-Poligrama, publicada el 29 de marzo, Samuel García ocupó el primer lugar en las preferencias hacia la gubernatura, tras ascender desde una cuarta posición en el sondeo de apenas el 5 de marzo.

Hay un limbo legal
Gracias a la laxitud de las leyes electorales, García ha aprovechado con creces la exposición que le brinda el poderío digital de su esposa.

«Mariana y un servidor tenemos muchos seguidores en Facebook, en Instagram, en Twitter, yo creo que entre los dos tenemos más de tres millones de seguidores, eso nos hace mucho bien en esta campaña», se jacta el propio Samuel García en una entrevista con ABC Noticias.

Sin embargo, tener un aliado tan poderoso ya le ha causado problemas en el pasado.

En 2018, luego de ganar la elección de Senador, el PRI interpuso un recurso en su contra ante el Tribunal Electoral en su sede de Monterrey, demandando la anulación del triunfo.

El argumento de los tricolores era, precisamente, que la promoción de Mariana Rodríguez tenía un valor comercial, lo que implicaba que el emecista habría violado sus topes de gasto.

Sin embargo, la denuncia no fructificó y el fallo oficial fue que la «influencer» estaba ejerciendo su libre expresión, por lo que sus publicaciones no estaban sujetas al escrutinio financiero.

Aun así, las presiones podrían regresar contra el candidato de Movimiento Ciudadano.

Según el analista político Aurelio Collado, su campaña aprovecha deliberadamente la presencia de su esposa para lograr una exposición pública sin que ésta sea fiscalizada por las autoridades electorales, lo que «le podría eventualmente acarrear problemas».

Y agrega: «cuando sale Mariana, el que realmente se está promocionando es Samuel y eso produce una especie de campaña ´oculta´, pero a ´ojos vistos´».

Al respecto, Alex González Ormerod, editor del sitio «Rest of World», quien recientemente publicó un artículo sobre el tema, opina que este tipo de promoción «es la más efectiva que hay».

Su ventaja principal, afirma, es que los consumidores «no sienten que les están vendiendo (algo)».

Además, la estrategia es especialmente efectiva en las generaciones más jóvenes, amplía.

«La presencia de la marca en la conciencia del consumidor es tal vez el más importante paso hacia la compra, en este caso el voto», refiere el analista al explicar que los candidatos pueden ser vistos también como productos y los votantes como sus consumidores.

No obstante, dice que si bien resulta «increíble» que se permita hacer este tipo de campañas bajo el mandato de la «libre expresión», si éstas fuesen censuradas o penalizadas «no sé si sea la mejor opción».

«¿Quién es el Estado para regular lo que técnicamente ocurre en un espacio privado?», plantea González Ormerod.

«Mariana Rodríguez no es la candidata, es la esposa del candidato y eso no significa que deba regir su vida bajo la normativa electoral», expresa.

Aciertos y desaciertos
Aunque el rápido repunte de Samuel en las preferencias habría sido impulsado por el arrastre digital de su esposa, también se han dado otras coyunturas, como la baja en preferencias de la aspirante de Morena, Clara Luz Flores, quien había arrancado como la líder de la contienda.

Además, las opiniones públicas tienden hoy a ser más volátiles ante la naturaleza reactiva de las redes sociales, que reflejan con gran rapidez los aciertos y desaciertos de un candidato.

Aun así, Samuel García está plenamente consciente de que su esposa le representa una ventaja comparativa respecto de sus otros tres rivales, es decir, la propia Clara Luz, el priísta Adrián de la Garza y el panista Fernando Larrazábal.

«Contrario a mis contrincantes, que esconden a sus parejas, Mariana y yo andamos todo el día en la calle platicando con la gente y eso se está reflejando en las encuestas», afirma García Sepúlveda.

Y sentencia que «no vamos a dejar de hacer lo que estamos haciendo».

Sin embargo, las campañas para la gubernatura se cierran hasta el próximo 2 de junio, cuatro días antes de la elección, por lo que todavía queda un largo camino por recorrer.

Si bien García ha mostrado un crecimiento acelerado en los sondeos, resulta imposible saber si mantendrá su buena racha o si, por el contrario, enfrenta un desplome.

El mismo aliento que le ha dado Mariana Rodríguez a su campaña podría volverse en su contra si incurriera en alguna nueva pifia, como la de aquel video del 10 de agosto cuando le dijo: «estás enseñando mucha pierna, me casé contigo pa´ mí, no pa´ que andes enseñando».

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